¡Qué desagradable resulta que se te empañen los ojos de lágrimas cuando estás cortando cebolla! Pero existe un truco muy sencillo para evitar esta "picante" experiencia.
Pela la cebolla y antes de empezar a partirla lávala bien con agua fría. Haz un corte en forma de cruz en cada base de la cebolla y vuelve a pasarla por el agua ahuecando un poco las capas. Verás como dejas de llorar en la cocina.